Pasamos a la gasolinera mi convoy y yo por un café, y de regreso del baño me dice:
– ¡Échame la mano, convoy! Hay un tipo que me está cantando la bronca y no me deja subir a mi unidad.
No vi a nadie cerca, pero de cualquier manera caminamos hasta su tráiler y lo que de verdad estaba ahí era una planta que la movía el viento y entonces le digo:
– ¡¿Compañero, andas enfocado?! Mejor quédate aquí a dormir un rato y después me alcanzas.
– ¡No! ¿Cómo crees? Si ando perfectamente.
Nos subimos los dos a las unidades y seguimos. Cuando llegamos a la próxima caseta se meten tres coches entre nosotros, él iba delante de mí, cuando me llama todo asustado diciendo:
– Compañero, ¿ya viste quién nos viene persiguiendo?
– ¿Quién?, pregunto yo, por aquello de que la inseguridad anda a la orden del día.
– Pues aquí detrás de mí, vienen tres coches y los tres traen basukas, creerás que ya hasta saben mi nombre, se acaban de comunicar conmigo.
– Pero hombre, si lo estás imaginando son tres familias, qué no ves que hasta niños llevan.
– ¡Ya valimos compañero! Me van a disparar.
Uno de los coches lo rebasa y mi compañero hace una maniobra para sacarlo de la carretera, afortunadamente no hay heridos, pero la familia que iba en el coche debe haberse llevado un susto de muerte. Unos metros más adelante veo el tráiler parado en el acotamiento, con la puerta abierta y él corriendo descalzo hacia el monte.
¿Qué fue lo que en verdad pasó? ¿Por qué el compañero iba enfocado?, no estamos hablando de que fuera concentrado, estamos hablando de que había consumido foco, y ¿qué es el foco?, pues la metanfetamina.
La metanfetamina es un estimulante sumamente adictivo que afecta el sistema nervioso central. Esta droga se procesa utilizando productos químicos abrasivos, cáusticos. Como resultado, un consumo intensivo de esta droga es muy dura para el consumidor. Es una de las drogas más perjudiciales en el mercado ilícito.
La metanfetamina se conoce comúnmente como “anfeta”, “meta” y “tiza” en español. O como “speed”, “meth” y “chalk” en inglés. Generalmente se refiere a la forma de la droga que se puede fumar como “hielo” (“ice”), “cristal” (“crystal”), “arranque” (“crank”) y “vidrio” (“glass”). Es un polvo blanco, cristalino, sin olor, y con sabor amargo que se disuelve fácilmente en agua o licor (National Institute on Drug Abuse Narconon International).
En los últimos tiempos ha proliferado el uso de esta substancia entre los operadores del transporte pesado, entre los riesgos más acentuados están los siguientes:
a) Los consumidores fuertes pueden presentar alucinaciones y delirios, esto a bordo de un tráiler puede resultar mortal, no solo al operador sino para quienes circulan cerca de él.
b) Debido a la naturaleza de los productos químicos usados reseca la boca en exceso y los dientes de los adictos se pudren, y en casos extremos perforaciones en el paladar por necrosis de tejido.
c) Los adictos a la metanfetamina sufren de falta de juicio y practican conductas arriesgadas.
d) En un grado avanzado de drogadicción, no importará nada más que conseguir la droga por lo que pueden atentar incluso contra la economía de la empresa (robo de combustible, llantas, producto, etc.).
e) Se estrechan los vínculos con el crimen organizado.
f) Gastar en el vicio hace que permanezcan en una constante inconformidad por sus ingresos, disminución de ingresos a su familia y también provoca aumento en la rotación.
Y entonces, ¿qué hacer? Escribimos esto no con la idea de satanizar al operador, que al fin y al cabo esta droga no solo está presente en el transporte, sino corre libremente en las calles de cualquier ciudad. Pero bueno, nos ocupa lo que las empresas pueden hacer para prevenir sobre todo accidentes mortales a causa de ello.
1. Hacer un correcto examen de selección incluyendo pruebas para determinar perfiles psicológicos del adicto. Exámenes médicos practicados por la propia empresa, antidoping con los protocolos adecuados.
2. Que haya un servicio médico que determine las condiciones del operador antes de salir de viaje.
3. Un sistema efectivo y permanente de formación en la prevención, cuando al operador se le dan a conocer los efectos de este consumo en su salud, su economía, su familia y su seguridad, muchos toman conciencia y abandonan el consumo (recuerden que hablamos no de adicción sino de consumidores frecuentes) o bien se mantienen alejado de él.
Sí conviene invertir en programas que nos garanticen la seguridad vial y por añadidura la patrimonial, pero mientras no vayamos a la raíz del problema la conducta humana no lograremos avanzar demasiado.
Los operadores son los cimientos de toda empresa de transporte y si no invertimos en desarrollarlos, mejorar sus condiciones de operación, sus espacios de descanso, la actitud del personal administrativo hacia ellos, los resultados para las empresas pueden ir de mal en peor, traducidos en: rotación y siniestralidad.
Escrito por Rocío Sánchez