Lo encontramos. ¿Y qué encontramos? Bueno pues la alternativa a la escasez de operadores y cuál es, pues hacerlos con los recursos propios.
Me explicaré un poco mejor. Resulta que este sábado que pasó acabamos de terminar un taller para formación de operadores instructores, y sí modalidad B-Learning. La verdad que fue una apuesta al aire por una necesidad de uno de nuestros clientes, decidimos abrir el curso a otras empresas, y armamos un grupo de alrededor de 15 operadores. De muy diferentes empresas, desde las más grandes donde están las dos más grandes, ya saben de quién hablo. Hasta empresas todavía consideradas medianas. Los retos: todos. En algunos casos hubo que enseñarles hasta bajar el zoom a sus teléfonos, otros claro contaban con su computadora personal.
Pero, ¡oh!, sorpresa, el primer día, justo a la hora, ya estaba todo el grupo completo, sin duda modelo de puntualidad, pero ¿qué creen?, algunos orillaron sus unidades para tomar el curso desde su teléfono o bien estaban casi enrampados. No lo podíamos creer, pero atendiendo su interés, que estuvieran abiertos y colaborativos, hicimos también un grupo de Whatsapp, donde aclarábamos sus dudas en la semana.
Les enseñamos desde a determinar una DNC con indicadores para ver cuáles eran las necesidades más sentidas de su empresa y ese era el tema que tendrían que abordar como proyecto. Supieron de KPI´s y los entendieron, erradicamos la costumbre de medir la capacitación por horas/participante (dicen los mal hablados: “horas pompa”). Bueno, yo desde luego, no me atrevería a decirlo, pero es cierto. Entonces, comprendieron que hay que tener indicadores de cambio como siniestralidad medida en accidentes por millón de kilómetros recorridos, o rendimientos de combustible, por ruta, etcétera.
Supieron también cómo hacer una carta descriptiva de una materia, cómo redactar un objetivo, cómo transmitirlo, nos reunimos cada sábado durante tres horas y trabajaban con sus entregables cada semana. Ninguno dejó de trabajar, por lo que tendrían que hacer sus tareas a la orilla de la carretera o bien en un Cedis esperando carga. Y ahí estaban decididos a vencer los retos que les planteaba el uso de la tecnología. Cuando les enseñamos a usar las nuevas tecnologías para el aprendizaje, entendieron también cómo aprende el adulto y a precisar la idiosincrasia del operador y cómo enseñarle.
El pináculo de la experiencia fue la penúltima sesión en donde evaluaríamos su capacidad de comunicación y los pusimos a exponer su tema al grupo en 5 minutos cada uno y tuvieron que aprender sobre la marcha a usar Google Forms para calificar a sus compañeros que estaban exponiendo. Y me cuestioné: ¿Iremos a lograr hacerlos instructores operadores capaces de verdaderamente modificar conductas en los operadores?, sinceramente esa primera prueba no la pasaron con mucho éxito, se les dio retroalimentación y se les dieron elementos de comunicación no verbal, técnicas para manejar un grupo, etc.
Ah, pero además habría que enseñarles a hacer una buena labor como filtros a la hora de la selección y hacer una correcta evaluación a candidatos, entonces: ¿qué creen?, aprendieron a hacer un protocolo de Assesment para abarcar la observación desde cómo sube el operador a la unidad, si ha revisado correctamente la documentación de la unidad, de él, y de la carga, si realiza la inspección ocular, maniobras, conducción en pendientes, uso de equipo especializado, etc.
Y he aquí que llega el trabajo final, y había que ponerse guapos para hacer su video. Y lo hicieron con unas camisas impecables con el logo de su empresa, una postura corporal muy diferente e hicieron microlearning en videos hechos por ellos y editados por ellos de 3 minutos y algunos todavía fueron a más, y usaron efectos especiales, musicalizaron sus videos y otros usaron hasta Vyond para hacerlo con personajes de caricatura.
Y entonces qué fue lo que al final encontramos, que cada empresa ha de desarrollar un equipo fuerte de operadores instructores que se encargarán de formar las nuevas generaciones y cómo así nada más, improvisando a la mexicana: “Aquí te encargo Juan que capacites a Pedro y ya”.
Pues no. En definitiva, es el momento de hacer una verdadera carrera de operador con lo que requiere la moderna empresa de transportes y ya tenemos desarrollada la infraestructura, la retícula de materias y las cartas descriptivas de cada una, solo nos faltaba el equipo de “maestros” y ahí están. Selecciona a los mejores, invierte en formarlos y a la vuelta de un tiempo podrás tener tu universidad corporativa que sea la que te provea de las nuevas generaciones de operadores que necesitas, eso sí, tienes que haber trabajado para mostrarte como una empresa atractiva, capaz de retener a su personal. Una empresa aspiracional, en donde las nuevas generaciones decidan unirse porque si no de otra manera estarás invirtiendo para que otro sea el que gane con ello.
Pero también habrá que hacer un empleo inteligente en redes sociales donde haya que comunicar que es posible que un operador tan hábil como para manejar un full andará ganando más de lo que gana un joven egresado del Tec de Monterrey. (Y hablo por experiencia propia).
En dicho de un operador que actualmente labora en Estados Unidos y que su hermano le había enseñado aquí en México, dándole las gracias por haberle enseñado, porque ahora tenía una vida próspera para él y su familia y a decir de él: “Si no hubiera sido por ti, que me enseñaste a conducir un tráiler, ahora mismo yo no sería más que un lavaplatos”.
Pero este cuello de botella de la escasez de operadores tiene ya una manera de desazolvarse, así que sí: celebremos ¡Eureka, Eureka! Y pongamos manos a la obra.
Escrito por: Rocío Sánchez