– Entonces qué Colega, ¿nos echamos un parcito?
– No Colega, necesito la cartera completa.
– ¿Y eso?
– Salí de México urgente hacia Nuevo Laredo, apenas iba yo llegando y ya tenía el viaje de regreso, también urgente, mal me alcancé a dar un baño y aquí estoy, más fumigado que otra cosa.
Esta plática la sostienen Manuel y Esteban en la cachimba de Doña Eulalia, después de saludar a las “muchachas” que los recibieron con gran efusividad.
Mal se ha sentado Esteban cuando recibe una llamada de Rastreo Satelital de su empresa.
– Compañero, está usted en una parada no autorizada, si no se mueve de inmediato haré paro de motor y usted recibirá una sanción.
Una vez que termina la llamada le comenta a su compañero:
-Seguro Esteban ya anda de cachimbero, pero llegando que le hagan un antidoping, estos son el colmo, bola de drogos.
Vamos un poco más a fondo de lo que pasa en el fenómeno del consumo de substancias en el transporte.
¿De qué hablaban Esteban y Manuel del “parcito y la cartera”? Pues de los llamados “pericos” que no es otra cosa que anfetaminas con el nombre comercial de Asenlix, con el componente Clobenzorex usado como anorexígeno, es decir, en los procesos de reducción de peso para quitar el hambre, tiene como efecto secundario el quitar el sueño y desde luego los Operadores lo usan para evitar los efectos de la fatiga y tener un microsueño que los conduzca a un accidente fatal.
Lo pueden encontrar en farmacia a un precio de 1,512.00 pesos una caja con 60 pastillas. Sí es un medicamento que requiere receta médica, pero ustedes saben que eso no es problema aquí en México.
El problema es sumamente complejo, pero tratemos de desmenuzarlo por partes. Primero hay que distinguir el uso, el abuso y la adicción a una substancia.
Una adicción o dependencia a drogas no se manifiesta de manera inmediata, implica un proceso que comprende una serie de fases que van desde un uso de la droga, pasando por un abuso hasta llegar a la dependencia (Martín del Moral y Lorenzo, 2003).
En el caso del uso, se refiere a un consumo ocasional que no causa ningún efecto secundario en quien lo consume.
El caso del abuso ocurre cuando se consume en mayor cantidad y frecuencia sin importar si daña la salud física o psíquica de quien lo consume.
Una adicción se da cuando el sujeto no puede vivir sin el consumo cada vez en dosis mayores de la substancia adictiva, es capaz de terminar con su situación familiar, laboral y económica por la adicción y sufre también lo que se conoce como síndrome de abstinencia.
Veamos cuáles son los factores de riesgo para el consumo de substancias:
– Turnos que alteran el ciclo de sueño-vigilia (turnos de trabajo nocturnos o demasiado largos que exigen mantenerse alerta).
– Trabajos repetitivos y escasamente motivadores (como cadenas de producción).
– Fácil disponibilidad de alcohol (empresas productoras, distribuidoras, restaurantes, etc.).
– Fácil disponibilidad de sustancias lícitas o ilícitas (laboratorios, centros de atención de salud, instituciones de control de tabaco, alcohol y otras drogas, etc.).
– Inestabilidad en el empleo.
– Estrés laboral o ambiente estresante (orientado sólo a metas).
– Traslado frecuente de puesto de trabajo.
– Condiciones climatológicas adversas (mucho frío o calor).
– Contaminación y toxicidad ambiental.
– Trabajos aislados sin contacto con compañeros.
– Estilos de supervisión o liderazgo inadecuados.
– Existencia de microtráfico en el lugar de trabajo.
– Cultura organizacional que tolera el consumo.
– Exigencias de rendimiento demasiado alto.
Esto según nos lo indica la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas/Organización de los Estados Americanos. (2008). Op. cit., p. 19.
Y como es fácil deducir, todas están presentes en el autotransporte.
Y ¿cómo ocurre esto en la empresa? Bueno, es fácil, hay escasez de operadores y la necesidad de cumplir con el cliente es acuciante. Y por el lado de los Operadores les escucharás decir que eso les salva la vida.
¿Así que es imposible combatir el consumo en el transporte?
La respuesta es no. Lo primero es convenir con la empresa jornadas de trayecto viables y sujetándose a las necesidades de descanso por parte del operador, cuando el tránsito se requiere que sea sin ninguna parada, es necesario negociar un doble operador, las empresas cliente deben disponer de lugares donde el operador pueda descansar, alimentarse, quizás hasta tomar un baño, ya que hay ocasiones en que los tiempos de carga y descarga pasan hasta de las 20 horas y, a veces, sin la oportunidad de que el operador abandone la unidad o salga de los patios de la empresa cliente.
Y por parte de los operadores lo primero que hay que hacer es una labor de concientización de los riesgos en el consumo de estas substancias, que si los comprara en una farmacia si quiera sabría qué está consumiendo, pero como los adquiere en las denominadas “cachimbas”, nadie puede saber lo que de verdad estén consumiendo, los daños que produzca en su organismo y cómo afecte su forma de conducción.
El tema es sumamente amplio, poco entendido y apasionante, por lo que haremos una segunda edición del tema.
Escrito por Rocío Sánchez