¿Y eso? Ah, quiere decir que hubo un accidente en la carretera 57.
Y sí, a la altura del Arco Norte, transitando de Ciudad de México hacia Querétaro, encontramos un accidente de un tráiler, estaban componiendo la carretera y solo había de separación entre un carril y otro, lo único que separaba un carril de otro eran los bloques de plástico.
El tráiler invade el carril contrario, (seguro debido a un microsueño), choca de frente con una camioneta blanca y quedó como una hoja arrugada. De sus ocupantes no quedó ni el recuerdo, el tráiler aun desvía su trayectoria y se va a detener en un árbol. El Operador queda lesionado. Pero ya nada será igual. Veamos a qué consecuencias nos enfrentamos:
- Una persona perdió la vida.
- Una esposa quedó viuda.
- Unos hijos huérfanos.
- Un Operador lesionado de por vida y seguramente irá a la cárcel.
- La esposa del Operador, que tendrá ahora que encargase del sustento de la familia.
- Unos hijos del Operador que es probable y tengan que cancelar sus aspiraciones de hacer una carrera, porque ya el sustento de papá no será el mismo.
- Una empresa que perdió una unidad
- Y que en lo que el seguro indemniza por pérdida total y la empresa adquiere otro vehículo, no habrá generación de ingresos por esa unidad perdida.
- Un cliente que perdió su carga.
- Cientos de vehículos que perdimos tiempo por estar horas detenidos.
No. Ya nada es igual, ¿pero de quién es la responsabilidad?
¿De la empresa? Que no observó cómo iba su Operador antes de mandarlo a carretera. Y si le dijo que venía cansado, a lo mejor pensó que ellos siempre se están quejando. O es probable que piense que sólo hay que satisfacer al cliente a cualquier precio. Que no tiene dormitorios en pensiones o ni siquiera unos baños con regaderas para que pueda despejarse.
¿Del cliente? Que tiene 20 o 40 horas esperando a un Operador en sus patios para poder cargarlo o descargarlo, que no puede descansar correctamente por estar pendiente a que lo llamen para acomodarse en la rampa. Y que a lo mejor no lo deja ni siquiera bajarse a un baño, porque ellos no tienen permitido usar las instalaciones de la empresa, y menos pasar al comedor por algo de alimento.
¿Del área de mantenimiento? De su misma empresa, en donde se reportó alguna falla y le dijeron “ahí a la vuelta”. O ven que de las llantas ya casi se ven las cuerdas y aun así circulan en carreteras, sin importar que en el camino se siembre de pedazos de llantas que se pueden impactar en otro vehículo y causar un accidente.
¿De la autoridad? Que se pone a hacer labores de reparación sin tener las medidas adecuadas de señalización y seguridad.
¿Del Operador? Que pensó que con tomarse “algo” iba a estar bien, a aguantar la fatiga y no tendría consecuencias, que al cabo y ya está acostumbrado.
¿De los que circulamos en carreteras? Y que no somos conscientes que un vehículo de carga no tiene el mismo tiempo de frenado que un auto. O que solo consideramos a los “traileros cafres”, y solo movemos la cabeza con santa indignación.
Sin duda que somos muchos los que tenemos que atender a la seguridad, desde diferentes frentes, en México no tenemos una cultura de seguridad y comencemos por saber que “en casa” es donde sucede el mayor número de accidentes; una quemadura: porque dejamos una olla hirviendo en la orilla y un niño puede jalarla; o bien guardamos el thiner, el cloro, la sosa, abajo del fregadero y además en una botella de refresco que un niño puede confundir y envenenarse; o qué me dicen de una fractura porque jamás terminamos el barandal de la escalera y alguien cayó de ella; o bien, un niño que murió por ir sin casco, solo detenido de la cintura de papá que transitaba en moto; o de la señora que falleció porque iba de copiloto y le prestó a su amiga la camioneta nueva para estrenarla, sin saber si tenía habilidades para manejar o no. O del chico recién graduado que quedó paralizado y mató a la novia por circular borracho. Y en todos esos casos, ya nada es igual.
Tenemos que asumir la parte de responsabilidad que nos toca: desde casa desde luego, como ciudadanos que circulamos en una carretera, pero como empresas de transporte tenemos la obligación de actuar bajo los principios de la seguridad vial, hay sistemas de calidad especializados en ella. Como el ISO 39001.
Seamos conscientes de que una vida humana no la paga el seguro. La invitación es: desde el ámbito de actuación en que te encuentres “asume la responsabilidad que te toca”.
Escrito por Rocío Sánchez